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parate a la espera de nuevos franquiciados. Unos harán más publicidad, otros menos, pero la iniciativa está en manos de ellos. El franquiciador tiene el know how, la experiencia, el producto y la capacidad para organizar y dirigir una red de franquicias, pero es el emprendedor quien inicia el contacto formal para conocer la franquicia que le interesa, y en su decisión, al dar este paso adelante, influye, por un lado, la rentabilidad teórica que le va a dar y, por otro, principalmente, la afinidad que siente hacia un tipo de negocio en concreto. Piense en cómo ha empezado a interesarse por la franquicia. ¿No es cierto que ha priorizado los conceptos que le parecen más adecuados a su forma de trabajar, antes que los beneficios económicos que espera obtener de ellos? Que no le preocupe. Está en el buen camino. Lo primero es dar con un negocio que le satisfaga profesionalmente y solo después debe empezar a analizar los números que le presenten. Esta actitud tiene, sin embargo, un riesgo. Es posible que su inclinación hacia un concep-
to determinado le haga apreciar sus ventajas y despreciar sus inconvenientes. Es la misma consecuencia que provoca el “flechazo” en una relación entre personas. Si el amor entre el género humano es ciego, el emprendedor también puede enamorarse de una franquicia y sufrir las consecuencias de no ser capaz de ver los defectos que esta pueda tener. No es una manera de hablar. Sucede. ¿Cómo solucionarlo? Empleando el máximo rigor al analizar qué ofrece una franquicia, poniendo a la luz todas las zonas que le parezcan poco claras. Tenga en cuenta que va a poner en juego su voluntad de trabajo, su dinero y su tiempo. Hágalo seguro de que ha hecho un estudio exhaustivo. Minimice el riesgo. Muchos lo han hecho antes y han triunfado porque hay muy buenas franquicias al alcance de los emprendedores con criterio.
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LIBRO OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE FRANQUICIADORES 2017